Cuando hicimos las lagunas Fea y Negra, por primera vez, en 2012, se plantó la del acceso por el Hito del Guanaco, a través de los arroyos Salinas, Ruca y nacientes del arroyo Pomales.
En el viaje del 2022, la semilla del rodeo completo del Cordón de Mary.
En esta nueva travesía por las lagunas, íbamos a intentar incursionar por esas alternativas.
Fuimos de la partida * Tape y Pitufo en la Patrol * Pipi y Beto en la SW4 cabrita * Eladio en la Raptor * Germán y Wally en SW4 * Uki, Turco y Coraje en SW4 * Floly y Tonga en la Rangerota
El plan A era remontar hasta las nacientes del Pomales y pasar más allá desde donde Tape y equipo (donde participó el Pitufo) estuvieron en la travesía que realizaron en marzo del 2025, e intentar llegar al Hito del Guanaco sin pasar por Paso Pehuenche y evitando hacer el tramite aduanero
Lamentablemente, esta incursión duró... muy poco. Incluso avanzamos menos que en el viaje del 2012, ya que ahora hay más puestos y tranqueras. En una primera tranquera nos dieron paso
pero en el puesto de unos kilómetros más arriba salieron a atajarnos cuando nos vieron pasar. No hubo forma de convencer al puestero que nos cediera el paso.
Es época de parto de las chivas, y argumentaba que con las camionetas podríamos asustarlas, que tengan un mal parto o en un lugar alejado y perder a la cría, que para ellos es su mercancía. En teoría, en otra época no tendría problemas de ceder el paso, pero yo creo que no son muy amigos de que se llene de gente el camino...
Como buen equipo de aventureros, teníamos planes A, B, C y D... Así que cambiamos a uno de los alternativos.
Uno era asegurarnos la visita a las lagunas, ingresando por Paso Pehuenche, un recorrido que ya se ha vuelto bastante accesible y por demás de popular. También teníamos la opción de intentar llegar por el Abra Ralhue y Paso Butaco, un desafío mucho mas interesante. No lo dudamos demasiado
El Abra Ralhue y Paso Butaco ya han sido transitados, pero hoy todavía es un recorrido de tránsito difícil, no hay huella, el track es solo una guía y el recorrido aún es mejorable.
Si bien al principio ya hay unos 10 km donde ha abierto camino una máquina, una vez que se termina empieza un divertido rock and roll: vadeos, trepadas de arena, bajadas que meten miedo, vegas a evitar. Muy entretenido.
Así llegamos al Portezuelo de Butaco. Allí se le ocurrió al Pitufo montarnos a otra abra que queda hacia el oeste, buscando las nacientes del arroyo Colimamil.
Desde arriba vimos que podíamos empalmar el track que recientemente habíamos desviado y nos tiramos sin pensarlo demasiado. Mejor dicho, el Tape y Pitufo se tiraron sin pensar y el resto los seguimos
Una bajada, seguramente sin retorno, donde teníamos que lograr que la cola de las camionetas no quisiera ganarle al frente. Y sin prestar demasiada atención, con los ojos puestos en un vadeo que deberíamos hacer para ir a explorar una XX que nos ahorraría, de lograrla, un rodeo de muchos kilómetros, nos fuimos metiendo entre grietas, que poco a poco nos fue complicando, tanto por las pendientes como por la vegetación, hasta el punto que no pudimos avanzar más y debimos buscar los pasos para recular, ya que no lográbamos volver por nuestro mismo track. Acá empezamos a decorar las camionetas con unas hermosas rayas...
Teníamos pensado hacer la primer noche de campamento en el puesto Butaco, bajo sus árboles, pero este contratiempo nos obligó a hacer noche en un claro en el faldeo de la montaña. Nada que impidiera a Pipi demostrar sus habilidades gastronómicas de alta montaña.
El objetivo para el segundo día era explorar la viabilidad de un track denominado en los mapas de viajeros XX-T7, con alguna alternativa diferente que habíamos dibujado desde Google Earth en la previa del viaje. (track en rojo)
Enseguida nos montamos sobre el track que habíamos abandonado el día anterior y el próximo desafío era encontrar un lugar para vadear el arroyo Colimamil, que si bien no tiene mucho caudal, sí tiene abruptos barrancos tanto de entrada como de salida.
Después de buscar un rato sobre varios lugares, al fin dimos con uno posible, donde, si debíeramos volver sobre nuestros pasos, íbamos a requerir el uso de ancla y malacate. Pero nos mandamos nomás.
Logramos vadear sin mayores problemas y comenzamos a buscar por dónde montarnos a los filos que luego nos llevarían a lo alto de la montaña. Otro rato buscando diferentes pasos, hasta que nos encontramos con una trepada que luego nos pondría sobre un sector más plano, de fácil tránsito, pero era una senda de animales que subía sobre un faldeo.
De lejos parecía inviable, pero al caminarla y acomodar algunas piedras incómodas, vimos que sería factible.
Primero subió Pipi, luego Germán y Flopy requirieron el uso de malacate para sortear la parte final, y los que vinieron después, al ya estar más acomodada y pisada la huella, lograron subir sin mayor problema, más allá de la incomodidad de subir una huella finita con una importante pendiente lateral.
Desde allí, subimos sin prisa pero sin pausa hasta el abra que nos dejaba ver el próximo valle hacia el oeste, y logramos ver nuestro siguiente objetivo, el arroyo Panco Lehué y más allá, la huella que va desde el río Barrancas a Paso Pehuenche, que era la que debíamos tomar para visitar las lagunas.
Otra vez nos tiramos entusiasmados por un arenal donde sabíamos que de tener que volver habría que buscar por otro lugar; era una bajada sin retorno.
Paramos a almorzar a la sombra de unos árboles de un puesto, y con la panza llena nos fuimos a buscar el vadeo.
Este río baja mucho más caudaloso que el Colimamil, la corriente es muy fuerte y además está muy encajonado.
Buscamos por varios lugares sobre el sector que teníamos marcado, pero no había vadeo viable.
Decidimos entonces dar por terminada la exploración de la XX y volver al track de Butaco. El problema se nos presentó cuando intentamos volver nuevamente al abra. Al intentar subir por un sector de menor pendiente, diferente al que usamos de bajada, nos encontramos con un piso de pomal (tutucas para Pipi) que no lográbamos subir.
Se nos empezaba a complicar en serio la cosa; sin poder volver sobre nuestros pasos y sin poder vadear el río, estábamos encerrados...
Nos quedaban aún alternativas por explorar para salir del problema: sendas de animales hacia el sur.
Allí nos dividimos en dos grupos a explorar diferentes alternativas de buscar el vadeo río abajo, donde aparentemente estaba mejor encajonado. Tape y Pitu lograron llegar al río, pero el vadeo estaba complicado por el caudal y la imposibilidad de ver las piedras del fondo.
Desde el otro sector, si bien se podía llegar hasta el río también, el panorama para el vadeo era el mismo.
Aún nos quedaba una última alternativa, la XX-E5.
Apuntamos hacia un abra por donde estaba dibujada la traza teórica, un poco más al sur del abra que habíamos transitado en sentido contrario por la mañana.
Parecía que íbamos a lograr transponerla sin renegar, pero apenas a unos metros del punto más alto la pendiente se ponía más abrupta y otra vez el piso de tutuca hacía las suyas.
Probamos por varios lugares, hasta que Pipi encontró la línea justa que nos permitió subir a lo más alto, acelerador a fondo. Estábamos casi a salvo. Solo nos faltaba empalmar el track que habíamos realizado por la mañana, que para retomarlo nos obligó a transitar un tramo faldeando la montaña, con una importante inclinación lateral. Al fin pisamos el track, ya teníamos salida.
Volvimos sobre nuestros pasos, y ya habíamos visto antes un lugar para volver a vadear el Colimamil por un lugar más amigable que la pasada de la mañana.
Lo vadeamos sin problema y junto al vadeo dimos con el lugar perfecto para la segunda noche de campamento y con un clima inmejorable. Hasta con espectáculo a cargo de Beto.
El objetivo de las lagunas se nos empezaba a complicar: las dos primeras alternativas estaban tachadas y el Paso Pehuenche ya nos quedaba lejos. La alternativa que nos quedaba para este tercer día era poder vadear el Panco Lehué, rio abajo, donde no corre tan encajonado, y luego lograr una temerosa trepada, que Pitu ya había transitado anteriormente.
Arrancamos el día intentando seguir el track, pero al no haber huellas era medio a adivinanza e instinto.
Debimos vadear el Colimamil un par de veces más, buscar pasos alternativos y atropellar muchas plantas pinchudas.
Finalmente dimos con la zona del vadeo. Se lo veía posible, con más caudal de lo habitual, que no dejaba ver mucho las piedras en el lecho.
Primero encaró Tape, por precaución, atado con un par de eslingas y el malacate de Pipi.
Logró el vadeo sin mayores problemas.
En el segundo turno cruzaron Pipi con Germán, en tándem, atados mediante una eslinga. También lograron hacer el vadeo sin problema. Al ver que la SW4 de Germán, que no tiene el grado de preparación de la Patrol o SW4 de Pipi, cruzó sin complicaciones, decidimos que las tres chatas restantes cruzarían sin estar atadas, solo con una eslinga ya colocada, lista para usar en caso de que fuese necesario un rescate.
La gran subida que venía después del vadeo, intimidaba. Al verla desde abajo parecía imposible de subir, pero Pitu aseguraba que no era tan tremenda, que solo los últimos metros serían los más complicados.
Obviamente abrió camino la cabrita. Subió y subió, se veía chiquitita, hasta que se frenó a pocos metros del final, pero a distancia de malacate. Por suerte, había algún árbol presente donde atar.
Siguió Uki, que también requirió el uso de malacate para subir los últimos metros, pero ya las cuatro chatas restantes subieron la gran trepada por sus propios medios, con adrenalina al 100%
Logramos hacer la gran trepada y teníamos las lagunas ahora al alcance de la mano, solo la nieve nos podría complicar.
Desde allí seguimos hasta el puesto de Beto.
La idea era comprar un cabrito para asar esa noche y seguir, pero finalmente decidimos quedarnos a hacer noche allí, pasar una tarde relajada y descansar un poco.
Wally jugó a los gauchos
otros armamos carpas
y compartimos la cena con la familia de Beto
Arrancamos el cuarto día, ya sin incertidumbre, íbamos a transitar por huellas ya conocidas y muy transitadas, pero sabíamos que sería un día largo.
Algún problema con un semieje de la Cabrita que se solucionó con un poco de trabajo de los que saben de mecánica y ya nos adentramos en una zona de Pomales, grandes pampas de “tutucas” donde el paisaje se vuelve radicalmente distinto al transitado los días anteriores.
Así se fueron sucediendo arenales, pedregales, grandes trepadas y tremendas bajadas, para finalmente llegar a la Laguna Negra y, más tarde, a la Laguna Fea. Sin estar exentos de pasos complicados y algunas renegadas
Pipi decidía tomar esa misma noche la ruta de regreso a Rosario, así que optamos acompañarlo hasta la RP53, que lo depositaría en Barrancas para luego tomar la 40.
Como aún faltaban hacer algunos cruces del Barrancas que tenía aún bastante caudal, decidimos ir todos juntos hasta dejarlo en zona segura, donde ya se asegurara poder salir solo sin problemas.
El Barrancas tenía bastante agua y además un trazado diferente, lo que nos obligó a hacer un par de vadeos mas de los habituales, pero todos vadeamos sin mayores inconvenientes.
Una vez pisada la ruta, nos despedimos de Pipi y Beto y el resto nos instalamos al lado de un campamento de vialidad a orillas del Barrancas, para la cuarta noche de campamento.
El quinto día ya iríamos saliendo, empachados de off road. Descartamos la salida por el Pehuenche y queríamos hacer el camino hacia el alambrado.
El problema podría ser el vadeo del Barrancas, una vez más, que al ser ahora muchos kilómetros más abajo, con varios afluentes más que le suman muchos litros al caudal, la historia sería otra.
Finalmente llegamos a la zona del vadeo, y Tape con Pitu, ya sin atarse ni calcular mucho, se mandaron nomás. El cruce fue fabuloso, el caudal era preocupante pero el piso firme y sin piedrones.
Pero luego del vadeo del Tape comenzaron las dudas en el resto del equipo. Lo cierto es que la altura del agua estaba al límite del vadeo soportado por las camionetas, especialmente para las dos que no contaban con snorkel. Vimos los videos del cruce del Tape una y otra vez desde las pantallas de los celulares, evaluando hasta dónde había llegado el agua.
Lo cierto es que si fuese necesario para salir de un lío o lograr un objetivo de travesía, no se hubiera evaluado tanto; tomando las precauciones del caso se vadeaba, pero siendo que ya estábamos de salida y el vadeo era solo para seguir jugando, decidimos no arriesgar y salir vía Barrancas y Ruta 40 de regreso a Malargüe.
La verdad que salió una travesía fenomenal! Con dificultad off road y unas noches de campamento súper agradables, por el clima y la compañía de un gran equipo.
Ahora ya sabemos que se puede hacer el “Rodeo del Cordón de Mary” de forma completa y acceder a las lagunas Negra y Fea desde el norte, sin tener que pasar por la aduana y hacer un inútil trámite migratorio.
Lo bueno es que la traza aún es muy mejorable y se pueden buscar algunos nuevos pasos que eviten hacer muchos kilómetros de rodeo, por lo que la zona es más que interesante para seguir jugando a los exploradores. ¡Quedó plantada la próxima semillita!
Registrado: Mar Ago 05, 2008 7:59 pm Mensajes: 319 Ubicación: Rosario (SF)
Comenzamos entrando por Poti Malal para intentar terminar la Travesía a la Caldera de Mari qué yo había abortado hace algunos meses por una gran nevada que nos obligó a pasar la noche en las chatas para recién arrancar al otro día paleando bastante.
Ya casi por llegar a esa Caldera nos paro un puestero que nos pidió que no entráramos ya que las chivas estaban pariendo y si se ponían nerviosas con nuestra presencia, podían abortar o abandonar la cría, por lo que pegamos la vuelta para agarrar por otro track
Estos tracks eran por montañas nunca transitada en su totalidad por lo que tuvimos que hacer de topadoras con las chatas, que por cierto sufrieron las consecuencias de tal acción.
Renegamos bastante para avanzar buscándole la vuelta por donde seria mejor, lo que nos obligó a numerosas caminatas . Cruzamos muchas partes del suelo muy flojas e inclinadas, pero después de muchas horas de andar llegamos al río muy angosto y con numerosas piedras muy grandes lo que nos obligó a desandar el camino hecho todo ese día y armar campamento en un claro.
A la noche Pipi cocino un matambre espectacular
A la mañana siguiente todos nos levantamos muy temprano (digamos que no tanto como Uki y el Turco que se levantaban a las 6 de la mañana) debido a que clareaba muy muy temprano y nos sacaba de las carpas.
Ese día seguimos volviendo pero buscando otros lugares para no tener que renegar en subidas muy arenosas y sueltas, a la noche volvimos a hacer campamento alado del arroyito, donde Pipi nos deleito otra ves con un matambre de cerdo, y luego en la sobremesa Beto tomo su guitarra y también nos deleito el alma con un variado repertorio de canciones.
Al otro día seguimos buscándole la vuelta para llegar a la Laguna Negra y a la Fea desde arriba . Tuvimos que hacer numerosos cruces de ríos, encarar trepadas muy inclinadas y flojas lo que nos obligó a desinflar mucho dejando solo 7 libras y luego volver a inflar .
A todo esto Pitufo nos iba haciendo de guía turístico y nos contaba como se llamaba cada montaña, cada valle y el nombre de los puesteros qué pasábamos, clemente!
Desde Poti Malal hicimos el cruce de los arroyos Rauhe, Aillinco, Cochino, Panco Leuhe. También la XXN1,y de ahí fuimos a la Laguna Negra bajando el gran arenal y después por la Cresta (como le gusta a Uki) nos fuimos a la Laguna La Fea bajando una linda pendiente de arena
En la noche anterior paramos en el puesto de Beto, un amigo del Pitu, que nos agasajo con 2 chivos al horno espectaculares, y de sobremesa nuevamente Beto (el otro Beto) nos deleito con muy buenos temas de Folklore
Algunos mostraron sus habilidades enlazando terneros
Por último después de cenar unos capeletis hechos por Tonga nos quedaba el cruce del Río Barrancas, que en este caso lo hice yo solo ya que venía con mucha agua y con una corriente muy fuerte, por lo que el resto prefirió no arriesgarse y llegar a Malargue por el camino normal.
Yo por mi parte seguí por el camino del Alambrado que estaba bastante roto, no se cuantos años más se va a poder seguir haciendo.
Luego nos reunimos todos en Malargue cargamos combustible y nos dirigimos a un hotel en San Rafael, para terminar tan buena travesía brindamos en un bar céntrico muy bueno .
Excelentes días pasamos con amigos de hace muchos años.
Gracias Pitu y Eladio por compartir tan buenos días.
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